Sara la primera de las Cuatro Matriarcas
¿Quién fue Sarah (Sarai; Heb. שָׂרַי, שָׂרָה)? Ella es Sara la primera de las cuatro matriarcas de Israel y la esposa de Abraham. Ella es una mujer de una elevación espiritual que no podemos concebir. Su primera mención se encuentra en Bereshit 11:29 – [Génesis]. Curiosamente, su genealogía no es proporcionada en las escrituras.
De acuerdo con Bereshit 20:12 – [Génesis], Sarai es la hermanastra de Avram, hija de su padre, pero no de la misma madre.
Sin embargo, esta información parece entrar en conflicto con Bereshit 11:31 – [Génesis], que proviene de otra fuente documental, donde Sara es identificada como nuera de Teraj, Taré en las traducciones al castellano.
Lo cierto es que ambos razonamientos son correctos. Inmediatamente después de su introducción, se menciona su infertilidad (Bereshit 11:30 – [Génesis]).
Este hecho sirve para enfatizar la fe inquebrantable y la obediencia de Abraham al mandato de HaShem (יהוה) de abandonar su tierra natal (en la parashá Lej Lejá), basado en la promesa de una gran descendencia (Bereshit 12:1-4 – [Génesis]). Abraham y Sara vivieron y se casaron en Harán.
Kabbalah de Sara y Abraham
Para empezar, debemos ser precisos al detallar el por qué la Torá explica que sus nombres fuesen cambiados. Esto esconde un secreto mayúsculo. Sara es la única mujer en la Torá a la que HaShem (יהוה) cambia el nombre.
Sarai o Saray es el nombre de ella al inicio de la parashá Lej Lejá, donde comienza la historia de Abraham y Sara; mientras que Abraham es llamado Avram o Abram, con una “m” (mem —מ—) al final y no como algunas creencias paganas lo escriben con una letra “n” al final, eso no existe en la Torá, es una herejía.
En realidad, deberíamos utilizar la letra “v” para Abraham ya que la Bet —ב— sin puntuación se transcribe al castellano como una “v”, pero lo escribiremos con ambas, para que nadie tenga dudas al respecto de que hablamos de la misma persona, el Patriarca Abraham, con “m” al final.
Del mismo modo, la “h” final de Sara (Sarah) no la escribiremos y dejaremos el nombre de Sara tal cual, ya que en castellano es una letra fonéticamente muda. Son detalles del hebreo pero estoy seguro de que nos hacemos entender.
Sarai en hebreo se escribe —שָׂרַי— y Avram —אַבְרָם—. Las letras hebreas no sólo son letras, sino también números, esto es; la gematría o guematría es el método por el cual podemos contabilizar numéricamente una palabra en hebreo y concederle un peso gemátrico o numerología equivalente a la suma de sus letras.
Así pues, Sarai termina con la letra Yud, que tiene valor 10. Esta letra corresponde al mundo de Atzilut del Árbol de la Vida, el Mundo de la Emanación. Cuando HaShem ordena a Avram que se circuncide, es cuando le cambia el nombre por Abraham (אַבְרָהָם), añadiendo a su nombre una “He” (ה) intercalada y cuyo valor es 5.
Así también, Hashem le comunica que ya no tendrá que llamar a Sarai con ese nombre, sino que de ahí en adelante lo hará con el nombre Sara (Sarah — שָׂרָה) con una letra “He” final en sustitución de la letra “Yud” final de Sarai.
Con lo cual, esto significa que Abraham cumple con la Brit Milá, la ley de la circuncisión, y es justo el momento en el que Abraham asciende espiritualmente, por eso la letra “Yud” de Sarai, el cuerpo, se divide entre dos, (10/2= 5) para ceder una letra “He” (5) a Avram y quedar el nombre de ella en Sara — שָׂרָה.
O lo que es lo mismo, Abraham consigue trascender el deseo egoísta del cuerpo en favor de ascender espiritualmente y conseguir que su alma supere las pruebas de este mundo material. La Brit Milá, la circuncisión posee un secreto muy importante, donde entendemos que poner al descubierto la orla del glande corresponde a eliminar una klipá que nos esclaviza en este mundo.
El nombre de HaShem, el Shem HaMeforash es el nombre cuyas letras están en los cuatro mundos del árbol de la vida. Una “He” (ה) corresponde al mundo en que Bináh o Biná se encuentra, este es el mundo de Beriáh el mundo de la Creación.
La otra “He” (ה) corresponde al mundo de Asiáh que contiene a Nukva y específicamente a la Sefirá de Maljut, la última sefirá que representa el mundo físico, en el cual nosotros vivimos una experiencia física y dual.
El Zóhar nos revela que Sara es la historia del cuerpo de Abraham, mientras que Abraham es la historia de su alma. En la espiritualidad de la Kabbalah, el aspecto femenino es receptor, corresponde al cuerpo, la fisicalidad, fisicidad o corporeidad si lo prefieres; mientras que el aspecto masculino, que es dador, corresponde al alma, al mundo espiritual y lo metafísico como agente de otorgamiento.
Iremos proporcionando más detalles sobre Kabbalah y secretos de los nombres, pero continuemos con la historia de Sara Imenu, Sara la primera de las cuatro matriarca de Israel.
Sarai y Avram llegan a Egipto
El primer incidente, en el que Sara figura prominentemente y que aún tenía por nombre Sarai, es el relato de su viaje a Egipto junto con Avram durante una hambruna en Canaán (Bereshit 12:10-20 – [Génesis]) donde aún HaShem no le había cambiado el nombre por Abraham.
Antes de entrar en Egipto, Avram se siente aprensivo porque teme que la impresionante belleza de Sarai, especialmente notable ya que tenía 65 años en ese momento (cf. Bereshit 12:4; 17:17 – [Génesis]; Bereshit Apócrifo, 20 – [Génesis]), pueda llevar a los egipcios a matarlo para quedarse con ella (Bereshit 12:12 – [Génesis]).
Por lo tanto, Avram instruye a su esposa que diga que es su hermana para protegerlo. Sarai obedece los deseos de Avram, y cuando su belleza es informada al faraón por sus cortesanos, es llevada al palacio real. Avram aparentemente es generosamente recompensado por la mano de su “hermana” (Bereshit 12:16 – [Génesis]).
Esto sólo es un sentido literal, pero esconde un secreto muy importante. La “hermana” es la Shejiná, la presencia Divina. Sara representa el cuerpo de Abraham. Y Egipto, que en hebreo se escribe Mitzraim y que significa estrechez, representa este mundo que se apodera de nuestro cuerpo mediante los deseos de satisfacerlo a través de sus necesidades; necesidad de comer, de beber, de honores, de sexo, de economía, bienes…
Sin embargo, cuando tu esposa no es el cuerpo sino la Presencia Divina, entonces el cuerpo también está santificado debido a los cumplimientos de los Preceptos Divinos. Esto conlleva a que, Faraón, o lo que es lo mismo, el deseo egoísta que provoca el mundo físico no te pueda dominar.
Pero Faraón no puede evitar el deseo egoísta, y cuando la casa real es afligida con plagas, el faraón aparentemente se da cuenta de que Sarai es la esposa de Avram y que está siendo castigado por haber intentado tener relaciones íntimas con ella.
Por lo tanto, él la devuelve a Avram y les ordena que abandonen su dominio (Bereshit 12:17-20 – [Génesis]), no sin antes colmarlos de bienes y riqueza. Toda la historia prefigura las plagas de Egipto y la partida exitosa de Israel de allí, tal como se ve en el Midrash (Gén. R. [ed. Theodor y Albeck], 385).
En un momento, se pensó que este inusual relato y su paralelo en Bereshit 20:1-18 [Génesis], que involucra a la misma pareja pero con otro monarca, Abimelec de Gerar (c.c. 26:6-11), eran iluminados por los documentos de Nuzi, que, según Efraím Avigdor Speiser, atestiguan la existencia en la sociedad hurrita de un estatus judicial de hermandad-esposa, mediante el cual una mujer, además de convertirse en esposa de un hombre, era adoptada por él como su hermana, lo que le otorgaba un estatus social más alto y mayores privilegios que una esposa ordinaria. Sin embargo, la lectura de Speiser resultó estar equivocada.
Sarai Ofrece a Agar para descendencia de Avram
La prolongada esterilidad de Sarai la llevó a dar a su criada Agar a Avram para que le diera un hijo en lugar de ella (Bereshit 16:12 [Génesis]). Este inusual dispositivo, que solo se encuentra una vez más en la Biblia (cf. Bereshit 30:1-8 [Génesis]), también se encuentra en los documentos de Nuzi y en otros lugares, donde se estipula que si una esposa no tiene hijos, debe proporcionarle a su esposo una esclava como concubina.
Cuando Avram tenía 86 años, Agar dio a luz a Ismael. Una vez que Agar había concebido, su actitud arrogante hacia su señora provocó que Sara la tratara tan duramente que finalmente huyó, solo para regresar después y de acuerdo con una orden divina (Bereshit 16:4-9 [Génesis]).
Sin embargo, en última instancia, después de que Sara dio a luz a Itzjak (Isaac), se aseguró de que Agar y su hijo fueran expulsados permanentemente del hogar de Abraham para que Ismael no compartiera la herencia con Isaac (Bereshit 21 [Génesis]; en Gálatas 4:21,31, Pablo alegoriza esta historia para falsear sobre la sustitución del judaísmo por el cristianismo).
Los comentaristas bíblicos discrepan en cuanto a la razón por la que Sara no quería a Ismael en su casa. Más bien, existen muchas explicaciones, todas ellas razonables y expuestas por la Torá Oral. Algunos dicen que Ismael adoraba a otros dioses, otros dicen que se burlaba de Isaac o presumía que, como primogénito, recibiría una doble porción de la herencia.
Sara lo vio muchas veces amenazando la vida de Itzjak (Isaac). Explica el Talmud que en muchas ocasiones, Ismael lanzaba flechas contra Itzjak cuando era niño, ordenándole quedarse quieto mientras él practicaba su tiro con arco utilizándolo como blanco. Finalmente, Dios le dijo a Abraham que escuchara a Sara y, a la mañana siguiente, Abraham envió a Agar e Ismael lejos.
Tres ángeles visitan a Sara y a Abraham
Cuando Abraham tenía 99 años, Dios le habló y lo bendijo con hijos y tierra. HaShem cambió su nombre de Avram (Abram) a Abraham y el nombre de su esposa de Sarai (Bereshit 17:15-17 [Génesis]) a Sara. Tres días después, tres hombres se acercaron a la tienda de Abraham antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra (Bereshit 18:10 [Génesis]). Los invitó y Abraham le pide a Sara que les prepare comida.
Sin embargo, estando escuchando desde la abertura de la tienda, cuando uno de los hombres, que en realidad eran mensajeros de Dios, predijo que ella tendría un hijo, Sara recibió la noticia con incredulidad, al igual que su esposo (Bereshit 17:17; 18:12 [Génesis]). Ambos se rieron al escuchar que Sara daría a luz un hijo a los 90 años, lo que luego dio origen al nombre de su hijo, Isaac, quien nació un año después, cuando Abraham tenía 100 años.
La vida de Sara, Jayei Sara
Sara murió a la edad de 127 años en Kiryat Arba, que, como el texto explica, es “ahora Hebrón” (Bereshit 23:1-2 [Génesis]). Sin embargo, hemos titulado este párrafo como “La Vida de Sara”, pues así se titula su parashá, su porción en la Torá, Jayéi Sara. ¿Y por qué? ¿Por qué no se titula la muerte de Sara?
Esto, es un secreto muy interesante para descubrir y que la Torá oculta. Tan sólo puedes descubrirlo si lees la porción en hebreo, ya que las traducciones no hacen justicia al texto original. Además, es la única mujer con su nombre en una porción, en una parashá.
Desde el punto de vista de otras religiones o creencias, esta porción, como casi toda la biblia, pasa desapercibida, y es lógico; porque su traducción, como ya hemos dicho, no hace justicia al texto original. Con lo cual, se limitan a entender el sentido literal de la Torá y no sus secretos, el Sod. En cualquier biblia en castellano u otro idioma que no sea el hebreo lo que se lee en el primer versículo de la parashá Jayéi Sara es lo siguiente:
La vida de Sara fue de ciento veintisiete años; estos fueron los años de Sara.
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Y esto está mal. En principio, porque todas las biblias parten de la Septuaginta que fue posterior a la proto Septuaginta, que se perdió definitivamente en un incendio y tan solo pseudo traducía la Torá y no el Tanaj; y la Vulgata; y estas biblias no son fieles a la Torá. Lo que realmente está escrito en la auténtica Torá es lo siguiente:
וַיִּהְיוּ֙ חַיֵּ֣י שָׂרָ֔ה מֵאָ֥ה שָׁנָ֛ה וְעֶשְׂרִ֥ים שָׁנָ֖ה וְשֶׁ֣בַע שָׁנִ֑ים שְׁנֵ֖י חַיֵּ֥י שָׂרָֽה
Y ahora, esto lo vamos a traducir literal para que compruebes que no es lo que otras biblias relatan.
Y esta es la vida de Sara, cien año, veinte año y siete años; las dos vidas de Sara.
Como ves, no tiene nada que ver el texto original con lo que popularmente se conoce. Y tan solo esta frase esconde varios secretos cabalísticos que tienen su explicación. Imagínate ahora todo el resto de la Torá y cuantos secretos esconde para la mentalidad cristiana y occidental.
El hecho de que diga “año” en singular así como que diga “las dos vidas de Sara” no es un error, ambos conceptos tienen explicación y están correctamente escritos, Dios no es tan simple. Sin embargo, no corresponde explicarlo aquí, sino que lo haremos en otro artículo que analiza a fondo la parashá Jayei Sara.
Sara la primera de las cuatro Matriarcas de Israel fue enterrada en la cueva de Macpela (Majpelá). Abraham compró las tierras como una tumba familiar a uno de los ciudadanos locales, Efrón el hitita, hijo de Zofar, en estricto cumplimiento de las regulaciones legales para la compra de tierras (Bereshit 23:3-20 [Génesis]). Estableció el precio y pagó 400 shekels de plata, lo cual también esconde un secreto relacionado con el Árbol de la Vida.
Según el Zóhar, Abraham quería comprar esa cueva por varias razones. Una razón era la de compensar la impureza, de la cual se mancharon Adam y Java, con su propia pureza. Además, quería enterrar a Sara en dicha cueva porque Sara tiene tanta pureza que inmediatamente corregiría la impureza de Adam y Java. Sólo hubo un problema; Adam y Java se avergonzaron al ver tanta pureza en Sara que no pudieron soportar estar enterrados junto a ella.
El nivel de pureza que tiene Sara, no será alcanzado por ninguna mujer jamás. Abraham, al ver la cara de Adam le prometió que él limpiaría la impureza cometida por los pecados de Adam y Java. El valor energético de la cueva de Majpelá equivale a la valía de toda Israel, incluyendo Jerusalem. Y Jerusalem, equivale a la fuerza energética de toda la tierra de la antigua Canaan.
La raíz de la palabra Majpela es Jafal —כפל— que significa doblar o repetir. Y Majpela tiene una traducción, un significado que corresponde a multiplicador o dualidad. ¿Por qué? Porque une dos mundos, el mundo de arriba y el mundo de abajo. Es el cordón umbilical que une el Gan Eden (Jardín de Edén) y este mundo. El Zóhar añade además que toda alma que llega y se va de este mundo pasa obligatoriamente por Majpelá.
Otras menciones a Sara en otros escritos
Fuera de Bereshit (Génesis), Sara es mencionada en la Tanaj solo en Yeshayahu (יְשַׁעְיָהוּ) 51:2 [Isaías] como la antepasada del pueblo de Israel. La interpretación habitual del nombre Sara es “princesa” o “jefa”, aunque también puede estar relacionada con el acadio Šārrat, una de las designaciones de la diosa de la luna Ishtar.
Algunos eruditos han explicado que el nombre original de Sarah (שָׂרָה) representa una antigua forma femenina especializada, como se conoce ahora del ugarítico, donde la terminación de los nombres personales femeninos es bastante común.
Otros han señalado que el nombre Sarai puede no ser un duplicado de Sara, ya que la traducción griega tiene el duplicado esperado de la “r” en el caso de Sara (Sarra), Σάρρα, pero no en el caso de Sarai. Este último se ha relacionado con la palabra árabe sharā, que significa “intermitente repetido”.
Hay mucho más que contar sobre Sara la primera de las cuatro matriarcas de Israel, secretos escondidos en la Torá, mucha gematría, mucha Kabbalah y relación con el Árbol de la Vida; ya que Sara no es una mujer corriente, sino que además de ser una profetisa también es la mujer más importante en lo concerniente a la corrección de Javá, el tikún de Javá (Eva). Así que iremos desarrollando todo lo concerniente a la Matriarca Sara, Sara Imenu en otros artículos.