Sección del maná
El Eterno dijo a Moisés: “He aquí que haré llover pan para vosotros desde el Cielo; que el pueblo salga y tome la porción de cada día ese día, para que lo pruebe y observe si sigue mis enseñanzas o no. Y ocurrirá que al sexto día, cuando preparen lo que traigan, habrá el doble de lo que tomaban todos los días”.
Y dijo Moisés, y Aarón, a todos los hijos de Israel: “–aguardad– al anochecer, y sabréis que El Eterno os ha sacado de la tierra de Egipto. Y a la mañana, y veréis la Gloria de El Eterno, pues ha oído vuestras quejas contra El Eterno; y nosotros, ¿qué somos para que os quejéis contra nosotros?”. Y dijo Moisés: “Porque El Eterno os dará carne para comer al anochecer, y pan para saciaros a la mañana, al oír El Eterno vuestras quejas que os quejáis contra Él; y nosotros, ¿qué somos? Vuestras quejas no son contra nosotros, sino contra El Eterno”.
Y Moisés dijo a Aarón: “Dile a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos ante –la presencia de– El Eterno, pues ha oído vuestras quejas”. Y aconteció que cuando Aarón habló ante toda la congregación de los hijos de Israel, que ellos se dirigieron –con sus miradas– al desierto, y he aquí que la Gloria de El Eterno se apareció en una nube.
Y El Eterno habló a Moisés diciendo: “He oído las quejas de los hijos de Israel; háblales diciendo: al anochecer comeréis carne, y a la mañana, os saciaréis con pan, y sabréis que Yo soy El Eterno vuestro Dios”.
Y aconteció al anochecer, que ascendió la –especie de ave llamada– slav, y cubrió el campamento; y a la mañana, una capa de rocío estaba alrededor del campamento. Y la capa de rocío ascendió –por el calor del sol–, y he aquí que sobre la faz del desierto había algo fino, descubierto, fino como la escarcha sobre el suelo. Y vieron los hijos de Israel, y se dijeron cada hombre a su prójimo: “¿Qué es –man– eso? Porque no sabían qué era; y Moisés les dijo: “ese es el pan que El Eterno os ha dado para comer”. Esto es lo que El Eterno ha ordenado: “Tomad de él, cada hombre según su comer; una –medida– omer por cabeza, según la cantidad de personas, cada hombre tomará según –los moradores de– su tienda”.
Y los hijos de Israel hicieron así; y tomaron, el que aumentó –la cantidad de medidas–, y el que disminuyó. Y midieron con la –medida– omer, y al que aumentó –la cantidad que tomó– no le sobró, y al que disminuyó, no le faltó; cada hombre tomó según su comer.
Y Moisés les dijo: “Ningún hombre deje de él hasta la mañana”. Y no oyeron a Moisés, y hubo hombres que dejaron de él hasta la mañana, y ascendieron gusanos, y hedió, y Moisés se enojó con ellos. Y lo tomaron mañana tras mañana, cada hombre según su comer; y el sol calentaba, y –lo que quedaba en el suelo– se derretía.
Y aconteció en el sexto día, que tomaban el doble de pan, dos –medidas– omer para –cada– uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y le dijeron a Moisés. Y les dijo: “Esto es lo que ha hablado El Eterno, mañana es día de reposo, reposo sagrado para El Eterno; hornead lo que habéis de hornear, y cocinad lo que habéis de cocinar, y todo lo que os quede, dejadlo guardado para vosotros hasta la mañana”. Y lo dejaron hasta la mañana, tal como les ordenó Moisés; y no hedió ni había en él gusanos.
Y dijo Moisés: “Comedlo hoy, porque hoy es –día de– reposo para El Eterno; hoy no lo hallaréis en el campo. Seis días lo tomaréis; y en el séptimo día, –día de–reposo, no habrá en él”. Y aconteció que al séptimo día salieron del pueblo a tomar, y no hallaron.
Y El Eterno dijo a Moisés:¿Hasta cuándo os rehusaréis a guardar Mis preceptos y Mis enseñanzas? Observad, pues El Eterno os ha dado el –día de– reposo, por eso Él os da alimento para dos días en el sexto día; por tanto, resida cada hombre en su sitio, y ningún hombre salga de su lugar en el día séptimo. Y el pueblo reposó en el séptimo día.
Y los de la Casa de Israel llamaron su nombre maná –man–; y era como una semilla de cilantro, blanco, y su sabor era como el de una masa freída con miel. Y dijo Moisés: “Esto es lo que ordenó El Eterno: una –medida– omer completa de él será guardada para vuestras generaciones; para que vean el pan con que os alimenté en el desierto, cuando os saqué de la tierra de Egipto”. Y Moisés dijo a Aarón: “Toma un recipiente y pon allí una –medida– omer completa de maná; y ponlo delante El Eterno, para que esté guardado para vuestras generaciones”. Tal como El Eterno ordenó a Moisés –se hizo–, y Aarón lo puso ante el Arca del Testimonio para que esté guardado. Y los hijos de Israel comieron el maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; comieron el maná hasta que llegaron al límite de la tierra de Canaán. Y la –medida– omer es un décimo de una –medida– eifá (Éxodo 16:4–36).
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